Lo reconozco: me encantan las películas de robos a bancos. Y las de fugas de prisiones y campos de concentración.
Puede que esta afición responda a un deseo subconsciente de tranquilidad económica y de total libertad; pero en el plano consciente lo que me atrae de estas situaciones en el cine es el ingenio humano aplicado a resolver un problema. Un problema grave, del que pueden depender la felicidad, la libertad o incluso la propia vida.
Así que en mi filmoteca y videoteca se pueden encontrar títulos de sobra conocidos como Fuga de Alcatraz, Papillón (las dos versiones) o la célebre El Expreso de Medianoche, en convivencia y connivencia con El Último Golpe, Fuego contra Fuego, Vault o El Plan Perfecto, entre muchas otras. La última que he tenido oportunidad de ver y que os quiero recomendar hoy pertenece a la categoría de escapes ingeniosos: Fuga de Pretoria.
La cinta, dirigida por Francis Annan y protagonizada por Daniel Radcliffe y estrenada hace unos días, narra la historia real de Tim Jenkin y un grupo de presos encarcelados por el apartheid sudafricano. El autor y dos compañeros decidieron escapar después de leer Papillon -la famosa novela biográfica de Henri Charrière – que el padre de uno de ellos llevó a la cárcel. Jenkin había sido condenado a 12 años de prisión, y junto a otros presos pasaron semanas observando con detenimiento los movimientos del establecimiento para planear la fuga perfecta.
Sin ser la mejor del género, contiene los ingredientes clásicos para mantener al espectador en tensión durante sus 106 minutos de duración. Y como dicen ahora, no os quiero “espoilear” la película desvelando sus ideas y situaciones clave. Prefiero escuchar vuestros comentarios después de verla.
En mi opinión, la mejor creatividad surge en situaciones desesperadas y con una extrema limitación de recursos ¿Qué pensáis vosotros? ¿Qué os ha sorprendido de esta película?
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