Todo hombre puede ser, si se lo propone, escultor de su propio cerebro.

Santiago Ramón y Cajal (Petilla de Aragón, Navarra, 1852 – Madrid 1934) fue un neurocientífico y patólogo español, especializado en neuroanatomía, particularmente en la histología del sistema nervioso central. Él y su colega Camillo Golgi recibieron el Premio Nobel de Fisiología o Medicina en 1906.

Ramón y Cajal hizo algunas de las más revolucionarias contribucionesa la neuroanatomía. Descubrió el cono de crecimiento axonal y demostró experimentalmente que la relación entre las células nerviosas no era continua, sino contigua, lo que proporcionó una evidencia definitiva de lo que Heinrich Waldeyer acuñó el término teoría de la neurona en contraposición a la teoría reticular. Sus descubrimientos están ampliamente considerados como el fundamento de la neurociencia moderna.

“Santiago fue díscolo, mal estudiante, causó continuos enfados a su padre y profesores, se metió en mil peleas con puños y piedras, y estuvo varias veces a punto de matarse (como cuando trepó a un risco para ver los polluelos de un águila y no encontraba la forma de bajar, o cuando saltó sobre el hielo en la balsa congelada de un molino y se hundió en el agua gélida sin encontrar la abertura desde debajo de la gruesa costra de hielo)” señalan José Ramón Alonso y Juan Andrés de Carlos, autores de biografía Cajal. Un grito por la ciencia (Next Door Publishers)

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